Todas las noches, la familia García se va a
dormir sin preocupación alguna. El edificio donde viven esta igual que siempre,
todo esta igual en las noches. Los mismos ruidos de los carros pasando por la
calle y los ronquidos del vigilante siempre es un sueño profundo. Todo cambiará
esa noche.
Los padres en su habitación, soñando con sus
dulces angelitos que acaban de nacer y ahora están en la habitación de al lado.
Seguros de todo peligro. El padre sueña que le pica la garganta pero es tan
fuerte que abre los ojos pero lo que ve no es el abanico en el techo, solo una
cara oscura y desconocida sobre él. El padre se queda paralizado bajo la mirada
de aquel desconocido pero el hechizo se rompe cuando otra figura oscura entra
rápidamente por la puerta. La mujer se levanta pero su mirada no dice nada
cuando ve a las dos figuras en su cuarto. Sólo sus ojos se convierten en mares
al ver el afilado cuchillo en el cuello de su marido.
La luz de la luna ayuda a detectar los
movimientos de los hombres y la que estaba enfrente de la puerta toma de
sorpresa a la mujer y la mantiene inmóvil con la ayuda de un cuchillo en su
garganta. Lo único que pueden pensar los García es en la seguridad de sus
gemelos y rogar que Dios los proteja.
El hombre que sujeta al padre se acerca a su
oído.
-No les haremos daño, sólo queremos el dinero
pero si se ponen difíciles ya vimos quienes están en la habitación de al lado- Le
susurra y en ese momento tanto la mano de la mujer como la del hombre apuntaron
al closet. Los asaltantes corren deprisa a desenterrar el tesoro que tanto
deseaban. El padre se levanta de la cama con piernas aún temblando a ponerle la
clave a la caja fuerte con la esperanza de que más rápido se vayan mejor.
Ninguno de los dos hombres está mirado hacia atrás, sus ojos y cabezas están sólo
en lo que tienen en frente.
Salen disparados fuera del cuarto y luego
fuera del apartamento. La madre va inmediatamente al cuarto de sus hijos,
llorando de la felicidad que nadie salió herido. El padre sigue a los asaltantes
fuera del apartamento, no hace nada, sólo se queda parado viendo como las dos
figuras se van encogiendo con la distancia y como van chocando con los autos
encendiendo su alarma. El padre ve como las luces de los apartamentos comienzan
a encenderse.
-Ladrón!
Ladrón! – Muchos gritan pero nadie hace nada, solo se paran en sus balcones
esperando al vigilante que está tirado sobre un charco de sangre.
Muchos minutos después llega la policía y la
ambulancia. Nadie entiende como pudieron haber entrado ya que la puerta
principal no está forzada. Le preguntan a todos comenzando con el servicio pero
ella declara que no sabe nada, sólo que entraron a su cuarto bruscamente y la
ataron para violarla pero nunca llegó tan lejos. Ella cuenta su historia con
una voz monótona mientras se toca mucho las manos donde no hay rastros de haber
sido atada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario