lunes, 14 de enero de 2013

La seguridad de la noche


Todas las noches, la familia García se va a dormir sin preocupación alguna. El edificio donde viven esta igual que siempre, todo esta igual en las noches. Los mismos ruidos de los carros pasando por la calle y los ronquidos del vigilante siempre es un sueño profundo. Todo cambiará esa noche.

Los padres en su habitación, soñando con sus dulces angelitos que acaban de nacer y ahora están en la habitación de al lado. Seguros de todo peligro. El padre sueña que le pica la garganta pero es tan fuerte que abre los ojos pero lo que ve no es el abanico en el techo, solo una cara oscura y desconocida sobre él. El padre se queda paralizado bajo la mirada de aquel desconocido pero el hechizo se rompe cuando otra figura oscura entra rápidamente por la puerta. La mujer se levanta pero su mirada no dice nada cuando ve a las dos figuras en su cuarto. Sólo sus ojos se convierten en mares al ver el afilado cuchillo en el cuello de su marido.

La luz de la luna ayuda a detectar los movimientos de los hombres y la que estaba enfrente de la puerta toma de sorpresa a la mujer y la mantiene inmóvil con la ayuda de un cuchillo en su garganta. Lo único que pueden pensar los García es en la seguridad de sus gemelos y rogar que Dios los proteja.

El hombre que sujeta al padre se acerca a su oído.
-No les haremos daño, sólo queremos el dinero pero si se ponen difíciles ya vimos quienes están en la habitación de al lado- Le susurra y en ese momento tanto la mano de la mujer como la del hombre apuntaron al closet. Los asaltantes corren deprisa a desenterrar el tesoro que tanto deseaban. El padre se levanta de la cama con piernas aún temblando a ponerle la clave a la caja fuerte con la esperanza de que más rápido se vayan mejor. Ninguno de los dos hombres está mirado hacia atrás, sus ojos y cabezas están sólo en lo que tienen en frente.

Salen disparados fuera del cuarto y luego fuera del apartamento. La madre va inmediatamente al cuarto de sus hijos, llorando de la felicidad que nadie salió herido. El padre sigue a los asaltantes fuera del apartamento, no hace nada, sólo se queda parado viendo como las dos figuras se van encogiendo con la distancia y como van chocando con los autos encendiendo su alarma. El padre ve como las luces de los apartamentos comienzan a encenderse.
-Ladrón! Ladrón! – Muchos gritan pero nadie hace nada, solo se paran en sus balcones esperando al vigilante que está tirado sobre un charco de sangre.

Muchos minutos después llega la policía y la ambulancia. Nadie entiende como pudieron haber entrado ya que la puerta principal no está forzada. Le preguntan a todos comenzando con el servicio pero ella declara que no sabe nada, sólo que entraron a su cuarto bruscamente y la ataron para violarla pero nunca llegó tan lejos. Ella cuenta su historia con una voz monótona mientras se toca mucho las manos donde no hay rastros de haber sido atada. 

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