Al enfrentarse al difícil mundo de la pantalla en
blanco y batallar con las ganas de hacer pasar a la inspiración de su recóndito
escondite a la punta de los dedos, muchos escritores noveles pierden la guerra
antes de enfrentarse a su primera batalla. Y con mucha razón muchos se rinden,
emprender esta peregrinación hacia el bien escribir no es decisión sencilla. La
mayoría de estos autores coinciden en dos pasos fundamentales para convertirse
en escritor: leer y observar.
Sería tentador pensar también que el talento es también
un paso a seguir, pero como algunos de ellos sugieren, con el talento se nace.
Ahora, ¿por qué leer? Como dice el dramaturgo francobelga Francis de Croisset “La lectura es el viaje para los que no pueden
tomar el tren”. Leer nos lleva a lugares donde no hemos estado, en tiempos que
no hemos presenciado, hacia vidas que aún no hemos vivido.
El ser escritor no inicia en el momento en que se
comienza a redactar la historia, se origina en el mismo momento en que se decide
abrir los ojos de escritor. El ser humano promedio camina por la vida sin
detenerse a observar lo que sucede a su alrededor; es la capacidad, y diría que
más aún el deber, del escritor observar lo que le rodea. Allí encontrará la
fuente de la famosa inspiración que muchos buscan, y verá que los personajes de
las más grandes historias caminan al lado nuestro, esperando a ser vistos.
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